Si hay dolor, hay algo que lo causa. Y digo esto porque las visitas al médico son tan cortas que terminan limitándose a unas pocas preguntas, analgésicos, antiinflamatorios y tal vez, con mucha suerte, indicación de rehabilitación.
Pero si no se resuelve qué originó el dolor, difícil se resuelva el problema. En el caso del dolor de espalda puede ser una multiplicidad de factores que lo causen:
Sedentarismo.
Debilidad de algunos músculos y exceso de tono en otros.
Realizar esfuerzos de una forma que sobrecarga la espalda.
El envejecimiento natural del cuerpo.
Una lesión.
Malas posturas.
Y seguro olvido alguna otra.
Detectar las causas del dolor es el comienzo del cambio. Y también observar ese dolor:
¿Aparece con algún movimiento determinado?
¿En alguna posición?
¿Es un dolor constante o va y viene?
¿Qué lo alivia?
¿Cuánto hace que apareció?
¿Se siente muscular o más profundo?
¿Irradia a otras partes del cuerpo o es localizado?
¿Qué ayuda a mejorar el dolor o incluso hacerlo desaparecer?
Ganar consciencia corporal
Mejorar la postura
Tonificar el cuerpo en general
Y el CORE en particular
Estirar para aliviar tensiones
Mejorar la forma de movernos.
Cuidar la forma en la que cargamos peso.
En resumen, hacer ejercicio! Si ese ejercicio está planificado, hay una progresión dentro de la clase y también entre clase y clase, si está guiado por un profesional que te acompaña y cuida para que no te hagas daño con una ejecución incorrecta, los resultados llegan, el dolor mejora o incluso, desaparece.
Mira mi propuesta de clases de Pilates y Postura Sana para que puedas cuidarte y sentirte cada vez mejor. Trabajemos juntas para que ese dolor de espalda sea parte del pasado.
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